jueves, 12 de noviembre de 2015

Más que una costumbre, un estilo de vida.

A diario estamos pensando cómo mejorar de una manera no tan radical un buen habito alimenticio.


Hablar de hábitos alimentarios desde la óptica nutricional significa hacerlo teniendo en cuenta los aspectos culturales y sociales, económicos y psicológicos que influyen en la vida del hombre.Estos factores definen las diferentes particularidades que existen en torno a la alimentación y que sustentan la elección de qué, cómo, cuándo, dónde y en compañía de quién se come al interior de los grupos humanos.

Entre esos hábitos se destaca la forma de comer, de beber bebidas alcohólicas, el sedentarismo, el consumo de cigarrillos y un estilo de vida cargado de estrés. Los problemas más relacionados con estos hábitos son Obesidad, Diabetes, Arteriosclerosis, Hipertensión Arterial, Enfermedad Coronaria y de las Arterias cerebrales, Osteoporosis, Disminución de las defensas y cáncer.
Actualmente, en esta era de la globalización, ha adquirido un peso importante el sistema de productividad imperante y la organización social en que se vive, dado que ambos constituyen fuertes determinantes de las áreas laborales y paralelamente los horarios y tipos de servicios de alimentos a los que se puede acceder.

Los profesionales que nos ocupamos de la prevención en nutrición, enfrentamos un doble desafío en cuanto a la génesis de nuevos hábitos alimentarios saludables y la modificación de aquellos que resultan inadecuados.Nuestros conocimientos en nutrición nos posicionan para ejercer una mejor influencia sobre toda la cadena de comercialización de alimentos, incluyendo productores de alimentos, publicidades, y locales de adquisición y consumo de alimentos y comidas.




 El acceso a alimentos que permitan la adaptación a los tiempos que corren sin sacrificar la calidad de la alimentación ni los hábitos alimentarios.El acto de comer no pierde relevancia por su carácter cotidiano y repetido, más aún, se torna trascendente en aquellas situaciones que requieren intervenciones sobre él.Es por esta razón que el profesional de la nutrición debe constituirse en un aliado de aquel que debe modificar su "manera de comer" , intentando que dicha modificación, basada en el respeto por el otro, no perturbe la identidad que le confiere a la persona esa " manera de comer".La acción más difícil y trascendente de la terapéutica alimentario-nutricional está constituida por la adhesión del paciente al plan alimentario propuesto, adhesión que depende fundamentalmente del grado de adecuación a sus hábitos alimentarios que hayamos logrado.

Desde los primeros tiempos de la evolución, el ser humano se ha visto en la necesidad de adaptarse continuamente a nuevas y distintas situaciones para su supervivencia, al punto tal que de esta necesidad de cambio permanente se ha convertido en uno de los principales valores del mundo de hoy.Por eso la exigencia no es sólo modificar una costumbre, sino pensar en las alternativas más eficaces para satisfacer las nuevas necesidades propiciando estilos de vida saludables.


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