A diario estamos pensando cómo mejorar de una manera no tan radical un buen habito alimenticio.
Hablar de hábitos alimentarios desde la óptica nutricional significa hacerlo teniendo en cuenta los aspectos culturales y sociales, económicos y psicológicos que influyen en la vida del hombre.Estos factores definen las diferentes particularidades que existen en torno a la alimentación y que sustentan la elección de qué, cómo, cuándo, dónde y en compañía de quién se come al interior de los grupos humanos.
Entre esos hábitos se destaca la forma de comer, de beber bebidas
alcohólicas, el sedentarismo, el consumo de cigarrillos y un estilo de vida
cargado de estrés. Los problemas más relacionados con estos hábitos son
Obesidad, Diabetes, Arteriosclerosis, Hipertensión Arterial, Enfermedad
Coronaria y de las Arterias cerebrales, Osteoporosis, Disminución de las
defensas y cáncer.
Actualmente, en esta era de la globalización, ha
adquirido un peso importante el sistema de productividad imperante y la
organización social en que se vive, dado que ambos constituyen fuertes
determinantes de las áreas laborales y paralelamente los horarios y tipos de
servicios de alimentos a los que se puede acceder.
Los profesionales que nos ocupamos de la prevención en nutrición, enfrentamos un doble
desafío en cuanto a la génesis de nuevos hábitos alimentarios saludables y la
modificación de aquellos que resultan inadecuados.Nuestros conocimientos en nutrición nos posicionan
para ejercer una mejor influencia sobre toda la cadena de comercialización de
alimentos, incluyendo productores de alimentos, publicidades, y locales de
adquisición y consumo de alimentos y comidas.
El acceso a alimentos que
permitan la adaptación a los tiempos que corren sin sacrificar la calidad de la
alimentación ni los hábitos alimentarios.El acto de comer no pierde relevancia por su
carácter cotidiano y repetido, más aún, se torna trascendente en aquellas
situaciones que requieren intervenciones sobre él.Es por esta razón que el profesional de la
nutrición debe constituirse en un aliado de aquel que debe modificar su
"manera de comer" , intentando que dicha modificación, basada en el
respeto por el otro, no perturbe la identidad que le confiere a la persona esa
" manera de comer".La acción más difícil y trascendente de la
terapéutica alimentario-nutricional está constituida por la adhesión del
paciente al plan alimentario propuesto, adhesión que depende fundamentalmente
del grado de adecuación a sus hábitos alimentarios que hayamos logrado.
Desde los primeros tiempos de la evolución, el ser
humano se ha visto en la necesidad de adaptarse continuamente a nuevas y
distintas situaciones para su supervivencia, al punto tal que de esta necesidad
de cambio permanente se ha convertido en uno de los principales valores del
mundo de hoy.Por eso la exigencia no es sólo modificar una
costumbre, sino pensar en las alternativas más eficaces para satisfacer las
nuevas necesidades propiciando estilos de vida saludables.
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