sábado, 14 de noviembre de 2015

Consumo de frutas exóticas y salud

Por su condición de frutas, las conocidas como exóticas o tropicales se caracterizan igualmente por aportar fibra, vitaminas y minerales, con un contenido variable en azúcar según el punto de maduración. Su contenido calórico es igualmente bajo, con excepción de algunas ya conocidas frutas exóticas como el aguacate y el coco, y otras no tanto como el merey, una fruta suave y cremosa con un contenido en grasa similar al aguacate. Respecto a fitonutrientes como polifenoles y otros antioxidante, su contenido dependerá del tipo de fruta al que nos refiramos.
Sin embargo, por su carácter de exóticas, a este grupo de frutas se les suele atribuir propiedades saludables de dudosa base científica. Desde curación de cánceres y diabetes, hasta quemagrasas contra la obesidad, cada cierto tiempo aparecen bulos sobre los beneficios de alguna de estas frutas que se corresponden poco o nada con la realidad.
Integrar estas frutas en nuestra alimentación es una manera de añadir más variedad a lo que comemos. Requiere de tiempo y conocimiento de sus usos culinarios, además de un presupuesto holgado, puesto que no son baratas. La gran mayoría de ellas son importadas, con lo que su precio se ve excesivamente incrementado y su sabor, muchas veces, afectado por distar del real cuando el fruto está en su punto de maduración justo. Esto no quiere decir que no sea posible que llegue algún momento en el que las frutas tropicales para nosotros se conviertan en habituales y se lleguen a cultivar de algún modo en nuestro país.
Es interesante recordar que nuestra cultura ha integrado frutas que, en su día, eran exóticas y conocerlas e incorporarlas en nuestra alimentación para hacerlas propias las han convertido en habituales de nuestra agricultura y mesa. Tal es el caso de la naranja, el melón o el aguacate, por citar unos pocos. Algunos de ellos integrados en la cultura mediterránea desde la época de los egipcios, como es el caso de la sandía, y otros incorporados más recientemente como es el caso del aguacate.

Consumir bebidas frias


Los granizados generalmente contiene hielo triturado y jugo de fruta o jarabe de fruta azucarada. Esta bebida fría puede no ser la mejor opción cuando se trata de controlar tu consumo de calorías. !Pero debes ser prudente con su consumo diario!


El principal componente de los sorbetes y granizados es el agua que representa alrededor de un 85-90 % de su composición. Por tanto, el contenido calórico de estos productos no va a ser excesivamente elevado, en concreto se encuentra alrededor de las 70 calorías por cada 100 mililitros.

En su elaboración no se emplean materias grasas (a diferencia de los helados cremosos) por lo que no van a aportar grasa ni colesterol. Sin embargo, conviene no abusar del consumo de este tipo de productos ya que aunque no tienen grasas aportan azúcar en cantidades significativas.

Los sorbetes contienen al menos un 15 % de frutas, por lo que su contenido de vitaminas procedentes de la fruta es sensiblemente superior al de el resto de helados y polos, si bien dista mucho de la cantidad de vitaminas presentes en una fruta fresca.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Más que una costumbre, un estilo de vida.

A diario estamos pensando cómo mejorar de una manera no tan radical un buen habito alimenticio.


Hablar de hábitos alimentarios desde la óptica nutricional significa hacerlo teniendo en cuenta los aspectos culturales y sociales, económicos y psicológicos que influyen en la vida del hombre.Estos factores definen las diferentes particularidades que existen en torno a la alimentación y que sustentan la elección de qué, cómo, cuándo, dónde y en compañía de quién se come al interior de los grupos humanos.

Entre esos hábitos se destaca la forma de comer, de beber bebidas alcohólicas, el sedentarismo, el consumo de cigarrillos y un estilo de vida cargado de estrés. Los problemas más relacionados con estos hábitos son Obesidad, Diabetes, Arteriosclerosis, Hipertensión Arterial, Enfermedad Coronaria y de las Arterias cerebrales, Osteoporosis, Disminución de las defensas y cáncer.
Actualmente, en esta era de la globalización, ha adquirido un peso importante el sistema de productividad imperante y la organización social en que se vive, dado que ambos constituyen fuertes determinantes de las áreas laborales y paralelamente los horarios y tipos de servicios de alimentos a los que se puede acceder.

Los profesionales que nos ocupamos de la prevención en nutrición, enfrentamos un doble desafío en cuanto a la génesis de nuevos hábitos alimentarios saludables y la modificación de aquellos que resultan inadecuados.Nuestros conocimientos en nutrición nos posicionan para ejercer una mejor influencia sobre toda la cadena de comercialización de alimentos, incluyendo productores de alimentos, publicidades, y locales de adquisición y consumo de alimentos y comidas.




 El acceso a alimentos que permitan la adaptación a los tiempos que corren sin sacrificar la calidad de la alimentación ni los hábitos alimentarios.El acto de comer no pierde relevancia por su carácter cotidiano y repetido, más aún, se torna trascendente en aquellas situaciones que requieren intervenciones sobre él.Es por esta razón que el profesional de la nutrición debe constituirse en un aliado de aquel que debe modificar su "manera de comer" , intentando que dicha modificación, basada en el respeto por el otro, no perturbe la identidad que le confiere a la persona esa " manera de comer".La acción más difícil y trascendente de la terapéutica alimentario-nutricional está constituida por la adhesión del paciente al plan alimentario propuesto, adhesión que depende fundamentalmente del grado de adecuación a sus hábitos alimentarios que hayamos logrado.

Desde los primeros tiempos de la evolución, el ser humano se ha visto en la necesidad de adaptarse continuamente a nuevas y distintas situaciones para su supervivencia, al punto tal que de esta necesidad de cambio permanente se ha convertido en uno de los principales valores del mundo de hoy.Por eso la exigencia no es sólo modificar una costumbre, sino pensar en las alternativas más eficaces para satisfacer las nuevas necesidades propiciando estilos de vida saludables.